Herme Cerezo
martes, 11 de mayo de 2010, 10:57

 

Desde hace unas semanas, El Tricicle se encuentra en Valencia representando ‘GARRICK’, un espectáculo que conmemora los treinta años del grupo teatral sobre los escenarios de medio mundo. En una mañana de sol espléndido, Carles Sans, miembro fundador del trío catalán, consiguió abrir un hueco en su apretada agenda para presentar su último libro, ‘Cita a dos’, escrito conjuntamente con la escritora y periodista Anna Llauradó, que no pudo acudir al acto por haber sufrido un accidente de tráfico días atrás.

CarlesSans.

Cita a dos es una obra que, ante la clara pérdida de la capacidad para convivir y entenderse del ser humano, pretende favorecer el acercamiento entre hombres y mueres, narrando dieciséis primeras citas. El libro surgió de una manera un tanto inesperada, casual. «Con Anna Llauradó me une una amistad de muchos años. Siempre nos hemos encontrado para construir proyectos que muchas veces han quedado olvidados en un cajón. Sin embargo, un día empezamos a hablar de la diferencia de sexos, de los comportamientos humanos y de las citas rápidas que proliferan mucho últimamente. De ahí vino la idea y nos metimos de lleno en la tarea de escribir el libro». ‘Cita a dos’ se estructura en dieciséis capítulos, uno por cada cita, en los «que Anna ha escrito el rol femenino y yo el masculino. Y lo cierto es que hemos publicado dieciséis historias, pero podían haber sido muchas más porque, a medida que las escribíamos, nos llegaban nuevas ideas para otras tantas».

Escribir a cuatro manos no parece una tarea fácil, sin embargo la metodología desarrollada por los dos escritores ha sido sencilla. «Cada uno comenzaba el episodio que se le había ocurrido y el otro se plegaba a él y desarrollaba su papel.» Cada propuesta se convertía en un reto. «Recibir cada historia era una forma de sorprendernos y de construir un relato coherente». Para llevar el proyecto a buen puerto, Anna Llauradó tuvo que introducirse en la piel de muchas mujeres y Carles Sans en la de muchos hombres. «Lo cierto es que a menudo me he sentido como el representante del sexo masculino y he tratado de explicar por qué el hombre se conduce y se comporta de una manera u otra.

El libro pretende entretener, pero no es ésa su única finalidad porque «también trata de proponer reflexiones sobre esos primeros encuentros entre hombres y mujeres, que se buscan acuciados por la necesidad de querer y de sentirse queridos». Sobre las relaciones entre hombres y mujeres se ha escrito mucho, incluso se ha banalizado bastante. «No queríamos hacer un libro de esos de guerra entre sexos, en los que se dice que las mujeres no saben leer mapas y los hombres no saben escuchar. Ése es un discurso pasado de moda. Anna y yo creemos que hombres y mujeres somos seres humanos que, por el azar genético, acabamos siendo de un sexo u otro, pero que buscamos lo mismo: estar con alguien, sentirnos queridos, tener acompañamiento en nuestra vida …» Lo bien cierto es que las distancias entre hombres y mujeres, cada vez se acortan más. «Hoy en día existe una aproximación de roles muy grande. Creo que hay sensibilidades femeninas en el cuerpo de un hombre y sensibilidades masculinas en el de una mujer. Hace años, avergonzados, hubiéramos tratado de ocultar estas cosas, pero hoy no, porque cada vez nuestras peculiaridades están más mezcladas».

En la actualidad las primeras citas organizadas proliferan mucho. Es una nueva forma de relacionarse, bastante apresurada además porque el tiempo es oro hasta para ligar. «En el libro tratamos de eso que se llama las speed citas, en las que una persona en cinco minutos ha de «venderse» a otra si quiere ligar y relacionarse». Los aspirantes han de esforzarse para ofrecer su mejor imagen en tan sólo trescientos segundos, tarea nada fácil. «Los dos esperan mucho del otro por igual, aunque a través de caminos distintos. Al comienzo del libro, hay una frase que dice que para «ligar hay que engañar». Y es que las cosas son así. Uno ha de mostrar siempre en la primera cita su mejor imagen. Si hay defectos ya saldrán con el tiempo. Hay que seducir y seducir, muchas veces, es no decir la verdad del todo». Y como todo en la vida, a unas personas les va bien este sistema y a otras no. «Hay gente solitaria que no tiene suerte y que se dedica a hacer primeros encuentros continuamente». La proliferación de estas primeras citas concertadas ha hecho que las entrevistas cada vez se compliquen más. «Los encuentros, últimamente, se están sofisticando mucho, porque a los candidatos incluso se les divide por su status social en función de los cuestionarios que rellenan previamente para conocer sus afinidades». El asunto, fruto de los tiempos, ha desembocado también en las llamadas citas virtuales. «En ‘Cita a dos’ también tratamos el tema de las citas no presenciales, es decir, las que se producen a través de la red. Hay personas que, hartas de que les falle todo, funcionan de este modo. El problema es que de tanto chatear, cuando se ven en persona, es como si ya se conocieran de toda la vida y no les quedan muchas cosas de qué hablar. Internet ha cambiado mucho las relaciones sociales».

Y lo que las cambiará, apostillo para concluir.

 

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